¿Por qué una nueva Catedral?

Es una deuda histórica: Los feligreses de Celaya, durante años estuvieron solicitando al Papa que Celaya se erigiera como diócesis; por lo que desde hace más de 60 años, ante la posibilidad de dicha erección, el Señor Cura Rafael Lemus y el Pbro. José María Hernández, ya sostenían reuniones para ver la posibilidad de construir una Catedral para Celaya.

Recordemos que antes, la parte sur de la actual diócesis pertenecía a la arquidiócesis de Morelia y la parte norte a la diócesis a León.

En octubre de 1973 se da el decreto de erección de la Diócesis y el 18 de abril de 1974 se ejecuta dicha erección, quedando encomendada al Sagrado Corazón de Jesús.

Pero la Catedral no se construyó; por lo que se asignó como Catedral lo que entonces era la parroquia del Sagrario, que hasta pocos años antes, era la única parroquia de la ciudad; un templo mediano, bonito, pero insuficiente para las necesidades de una diócesis.

La diócesis ha crecido mucho y va seguir creciendo, por lo que los eventos diocesanos es imposible que se realicen en la actual catedral, como deben ser por naturaleza.

Pero las exigencias de una Catedral, como lugar desde donde se preside la diócesis, no se limitan a un centro de culto, sino que encierra un conjunto de realidades que giran en su entorno.

La catedral responde sí a un culto, pero también a otras necesidades pastorales, a encuentros con los otros, a las obras de caridad y a la generación de cultura, entre otras cosas.

En base a esto, los efectos de esta obra llegarán hasta la más lejana parroquia, geográficamente hablando.

Será un soporte que facilitará una mejor organización de la diócesis en bien de los feligreses. Pero también será un punto de partida para que la Iglesia de motivos de encuentro aún con el no creyente.